Tras pasar por Pamplona, Barcelona y Madrid, la Fundación Gas Natural organizó una nueva cita en Zaragoza para abordar la situación del biogás en España, y más concretamente del biometano y sus posibilidades de inyección en la red de gas. Poco se aportó especialmente diferente a lo expuesto y debatido en los tres eventos del pasado año.
Piedad Martínez, responsable de proyectos de biogás en Gas Natural Fenosa Engineering, volvió a incidir en las diferentes tecnologías de conversión de biogás y biomasa en biometano. “No todas se encuentran en el mismo estado de madurez”, explicó Martínez, para quien “un aspecto clave en este tipo de instalaciones es la posibilidad de utilización de la red de gas como medio de almacenamiento y transporte del biometano generado”. También recordó que “actualmente en España se dispone de una especificación de la calidad a cumplir por el biometano para su inyección a red y una norma europea en proceso de elaboración.
Óscar Bartomeu, gerente de Biovec, empresa que gestiona en torno a una decena de plantas en España en diferentes fases de servicio y mantenimiento, fue de los pocos que ciñó su intervención a aspectos relacionados con el biogás en Aragón, a tenor de las ponencias presentes en la página web de la Fundación Gas Natural. Bartomeu recordó que “existe un gran potencial para plantas de biogás en Aragón por explotar". Para ello echó mano de las conclusiones del proyecto singular y estratégico Probiogás, que situó a esta región como la tercera con mayor potencial una vez cuantificados los residuos disponibles agro-ganaderos y de la industria alimentaria.
Los recortes de “un cruel gobernante”
El responsable de Biovec advirtió también que “la valorización vía venta de electricidad se antoja complicada” y que “la tendencia debe ser buscar nuevas formas de valorización, como la inyección a la red de gas o el uso directamente en calderas”. Quizá esto sirva para evitar que se ahonde en comparaciones como las que expuso: “Aragón tiene más superficie que Suiza, donde hay 633 plantas de biogás agroindustrial, mientras que en Aragón solo hay 3 plantas (dos funcionando y una en construcción); y en España solo hay un 0,22% de las plantas que hay en Europa”.
En la misma ponencia Bartomeu siguió lamentando que “en Europa el ritmo de crecimiento de nuevas plantas es de casi un 20% anual, mientras que en España está en la práctica perseguido el hacer una instalación de este tipo, y las pocas que se pueden hacer por desgracia a veces sustituyen a las que han tenido que cerrar por los recortes injustificables de un cruel gobernante”. “Poner en marcha miles de empleos, millones en inversión y un gran beneficio para el país solo depende de una decisión política”, apostilló Bartomeu.