Son muchas las plantas de biomasa que se han quedado a las puertas de la preasignación en el Régimen Especial, corte que ha establecido el Gobierno para suspender las primas establecidas en el real decreto 661/2007. “La biomasa y el biogás son las únicas renovables que no han logrado los objetivos marcados en los distintos planes de energías renovables; ahora que parecía que arrancaban con cierta fuerza, con más de 750 MW eléctricos en distintas fases de tramitación, llega este mazazo del Gobierno y echa por tierra todas las expectativas. No hay derecho a esto”. La indignación de Javier Díaz es evidente, por considerar que la medida afecta gravemente a unas tecnologías que iban camino de consolidarse.
A lo señalado por Díaz se añade el daño que, según Daniel Villalba, catedrático de Economía de la Empres de la Universidad Autónoma de Madrid, se le hace a una de las renovables más rentables, por su carácter gestionable. Villalba se expresa así en un artículo de opinión publicado en El País, en el que menciona las bases falsas sobre las que se asienta el debate: “tan solo se considera el coste nominal de cada energía y no el coste real para el conjunto del sistema eléctrico. Y ambas pueden diferir muy considerablemente”. Sostiene que “la energía termosolar y de biomasa no precisan de plantas de cobertura, importan pocos elementos y generan empleo en zonas con altas tasas de paro”.
Paraliza la movilización de recursos forestales que podían generar riqueza
“¿Es consciente el Gobierno de los miles de empleos que se perderán con esta medida?”. Javier Díaz hace especial hincapié en el apartado del empleo porque cuando el viernes se inquiría en Twitter al ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, sobre los puestos de trabajo a los que afectaría la medida, este respondía que no sería así porque “no era retroactiva”. “Yo se lo diré en lo que a la biomasa se refiere: por cada proyecto de 15 MWe suspendido por el Gobierno se perderán más de cien empleos directos, otros cien indirectos y más de cincuenta millones de euros de inversión por cada planta”, resume el presidente de Avebiom.
En el caso de la biomasa, la nueva regulación no afecta solo al sector energético, sino también al forestal y agrícola. En Avebiom recuerdan que “hay empresas del sector forestal que han invertido mucho dinero en equiparse con maquinaria específica para la biomasa, y ahora deberán guardarlas en sus naves; pero, eso sí, seguir pagando a su proveedor”. A Avebiom le han llegado las quejas de este sector, en concreto de la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE). Su presidente, Josu Azpitarte, ha confirmado a Energías Renovables ese malestar: “¿y ahora como complementamos los destinos que necesitan nuestras producciones? Las industrias tradicionales están mal o muy mal, la construcción está parada, las carpinterías casi no trabajan y las fábricas de muebles van al ralentí; la biomasa era el destino que podía movilizar muchos recursos que ahora no generan ni riqueza ni empleo ni la necesaria gestión de nuestros montes, y en ello estábamos trabajando”.
Para concluir, una catarata de preguntas enunciadas por Javier Díaz, quien afirma que “muchos no hemos dejado de protestar por las trastadas de anteriores gobiernos, pero, como esta, ninguna”. “¿No hay nadie en el Gobierno, o cercano a él, capaz de comprender y explicar las innumerables ventajas de las renovables y los gravísimos problemas que este parón acarreará? ¿Es que no son capaces de calcular los miles de empleos que se destruirán y los que no se crearán? ¿Es que no tienen en cuenta los miles de millones de inversiones lanzadas que no verán la luz? ¿Qué imagen estamos dando a los financiadores? Si antes era muy difícil conseguirla para los proyectos, ¿qué ocurrirá ahora; quién se creerá que España es un país serio y que cumple con sus planes?”
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