Parte de esa evaluación se ha conseguido con una herramienta desarrollada por el JRC dedicada a asegurar que los biocarburantes y biolíquidos europeos cumplen con los estándares globales más exigentes. Según fuentes de la CE, “la metodología se hace eco de las recomendaciones sobre inventarios nacionales de gases de efecto invernadero (GEI) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y es un factor clave en la ficha de puntuación general sobre sostenibilidad europea”.
Cálculos en la cantidad de carbono del suelo y de la biomasa
Una nota emitida por el Servicio de Información Comunitario sobre Investigación y Desarrollo (Cordis) confirma que el sistema, adoptado hace escasamente un mes por la CE, mide los cambios en la cantidad de carbono que se almacena en el suelo y la biomasa debido a las alteraciones que provoca la producción de biocarburantes. Por otro lado, ayudará a las autoridades a determinar si los biocarburantes (tanto los producidos en la UE como los importados) contribuyen a reducir las emisiones de GEI y proceden de fuentes sostenibles.
La nueva metodología es una de las vías de las que dispone la Unión Europea para medir su progreso hacia la consecución de los objetivos de reduccón de GEI establecidos en la directiva de energías renovables para los biocarburantes en comparación con los combustibles fósiles: al menos un 35% en 2010, un 50% en 2017 y un 60% en 2018. La CE también utilizó este sistema para decidir sobre las directrices a aplicar en lo relativo al cálculo de los depósitos de carbono del suelo. Pero el cálculo de ahorro de GEI es un proceso complejo, advierten desde la CE, ya que “los sistemas de medición deben contemplar varios aspectos, como los fertilizantes o plaguicidas utilizados y el combustible consumido por tractores y otro tipo de vehículos”.
En general, desde su creación, “el JRC ha proporcionado un apoyo científico y técnico considerable a la CE, como por ejemplo mediante el diseño de procedimientos y medidas prácticas para el cálculo de emisiones de GEI de distintas opciones de producción de biocarburantes y biolíquidos y la definición de las capas de datos sobre regiones climáticas y tipos de suelos (según las especificaciones del IPCC)”, apuntan desde Cordis.
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