“Actualmente, casi el cien por cien del aceite usado recuperado se destina a la fabricación de biodiésel; se puede escapar un pequeñísimo porcentaje que se utilice para producir jabón de manera artesanal, pero todo la recogida oficial va para el biocarburante”. Manuel Romero, presidente de la fundación Oil Free Ocean, recuerda la importante conexión aceite usado-biodiésel, e incluso corrobora que “las plantas que se nutren de esta materia prima sobrellevan mejor los efectos de la crisis”. Su fundación impulsa un SIG encaminado a la recogida selectiva y recuperación de residuos de aceites y grasas comestibles para su posterior tratamiento, reciclado y valorización. Este trabajo ayuda a normalizar y asegurar el suministro a las plantas de biodiésel.
En el SIG estarán integrados todos los productores de aceites usados que decidan adherirse, y que ya ha inaugurado Arteoliva, una empresa agroalimentaria de Palma del Río (Córdoba) que cuenta con algunos productos certificados como ecológicos. A partir de ahora, todo el aceite derivado de la elaboración de salsas, caldos, gazpachos y salmorejos de Arteoliva se gestionarán a través de Sigoleo. “Nuestra principal labor es conseguir que empresas y ciudadanos tengan, por un lado, la información y, por otro, los contenedores y materiales apropiados para lograr una correcta recuperación; y para eso nos hemos puesto en contacto con todas las comunidades autónomas más las ciudades de Ceuta y Melilla”, afirma Romero, quien comenta también las conversaciones avanzadas que llevan a cabo con importantes empresas de producción y distribución de alimentos.
Unificación de los esfuerzos de fabricantes, distribuidores y recicladores
En Sigoleo unifican los esfuerzos de los sectores participantes en la cadena de valorización: fabricantes, distribuidores y recicladores. Para adherirse al SIG, las empresas abonan una cuota inicial y una cantidad trimestral según la cantidad producida y puesta en el mercado que tengan reseñada. Con este dinero, la fundación gestiona a nivel nacional la recogida selectiva de aceites y grasas comestibles mediante la instalación de contenedores naranjas de metal y/o plásticos y convenios con entidades públicas. También realiza campañas de sensibilización ciudadana y promueve, no solo el reciclado, sino también la prevención en la generación de residuos. La recogida y el transporte del aceite lo realizarán empresas subcontratadas por Oil Free Ocean.
Son varias las administraciones, asociaciones e incluso proyectos europeos que promueven la recogida selectiva de aceites vegetales usados. En Castilla y León, una campaña del Ente Regional de la Energía (Eren) ha permitido que se destinaran 250.000 kilos de aceites entre enero de 2011 y julio de 2012 a las fábricas de biodiésel de la región, lo que ha aliviado la rentabilidad de las cinco plantas en funcionamiento. En el mismo ámbito trabajan asociaciones de familiares de personas con discapacidad, que permiten el empleo de estas últimas en el proceso de recogida y reciclaje. Por último, entre los proyectos Life+ de la Unión Europea aprobados en la última convocatoria está Educo, cuyo objetivo es conseguir, a través de la educación ambiental, que más de 40.000 alumnos y alumnas de nueve comarcas catalanas ayuden a recuperar el aceite usado generado en sus casas para posteriormente destinarlo a la fabricación de biodiésel.
