biocarburantes

Abengoa defiende los biocombustibles ante el reto del desarrollo sostenible.

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Felipe Benjumea Llorente, presidente de Abengoa, ha salido personalmente a defender la importancia vital que tienen los biocombustibles ante El reto del desarrollo sostenible, título del documento que lleva su firma y donde rebate todas las críticas que han sufrido recientemente el sector y amplía su apuesta energética de futuro con citas expresas a la solar y el hidrógeno. El reto del desarrollo sostenible analiza, en primer lugar, la crítica situación económica y ambiental dentro de un escenario de cambio climático y con unos combustibles fósiles, en especial el petróleo, cada vez más caro, sucio y escaso. “Nuestro actual modelo energético, basado en la energía fósil, presenta claros síntomas de agotamiento. Por esta razón, uno de los retos más importantes de los próximos años será avanzar en un nuevo modelo basado en energías renovables no contaminantes y cuyo suministro esté garantizado”, asegura Felipe Benjumea.

De los 5 gigatoneladas (cinco mil millones) de CO2 que se emitieron a la atmósfera en 2002, 4,2 (más del 80%) correspondieron al transporte por carretera, y las previsiones son que en 2030 superen las 8,5. Felipe Benjumea tiene claro que “con este panorama, no es de extrañar que los biocombustibles se presenten como la alternativa más prometedora para disminuir el impacto ambiental del sector del transporte. El uso de bioetanol como combustible supone un ahorro de más de 144 gramos de CO2 por kilómetro recorrido”.

Ni subida de precios, ni hambre ni contaminación
Para el presidente de Abengoa, los biocombustibles pueden ayudar a disminuir la dependencia energética y al sostenimiento de poblaciones rurales, que encuentran en ellos una opción tanto como productores de materia prima como en las industrias para su transformación.

En el documento se considera injustificado acusar a los biocombustibles del aumento de la demanda de cereales, del encarecimiento de determinados productos y del incremento del hambre en el mundo. “Todo un conjunto de falacias”, afirma categórico Felipe Benjumea, que insiste en que “la producción de cereal dedicada a bioetanol en Europa en 2007 habrá sido del 2%, y no superará el 4% para conseguir los objetivos fijados para 2010. A esto hay que añadir que la segunda generación de biocombustibles ya no se obtendrá a partir de los cereales, sino de la biomasa proveniente de desecho vegetal (paja, hojas, bagazo, rastrojos) por lo que, a medio y largo plazo, el incremento de la producción de biocombustibles no tendrá ningún efecto sobre el mercado de cereales”.

En párrafos posteriores continúa la defensa de la sostenibilidad de los biocarburantes: “para la producción de 28 megajulios de bioetanol sólo se utiliza un megajulio de petróleo. Evidentemente, también se utilizan otras energías, especialmente las procedentes del mix eléctrico, pero no el petróleo. Por lo cual, el bioetanol tiene el potencial de desplazar el consumo de petróleo masivamente. A la luz de estos datos, corroborados por muchos otros análisis similares efectuados por centros de investigación de prestigio, podemos constatar que el uso de bioetanol como combustible para el transporte presenta dos claras ventajas frente al de la gasolina: menor consumo de energía fósil en su producción y distribución, con lo que se incrementa hasta 28 veces la duración de las reservas de petróleo, y unos mayores ahorros en emisiones de CO2, que disminuye la incidencia sobre el efecto invernadero”.

Por último, el documento señala las múltiples posibilidades que se abren entre las energías renovables para cubrir la demanda energética actual y futura y evitar la emisión de más contaminantes al aire. Colectores solares con tecnología fotovoltaica y termosolar, el hidrógeno como vector energético del futuro y alternativas energéticas que complementen las citadas representan los mejores ejemplos. Aunque, según finaliza Felipe Benjumea, “dados los intereses económicos vinculados a las energías fósiles, llegar hasta el punto en el que el sol y el hidrógeno alimenten el 80% de nuestras necesidades energéticas no será un camino fácil. Desgraciadamente, la presión de quienes defienden las energías fósiles nos pueden llenar de dudas a todos. Debemos ser capaces de entender las ventajas de las energías renovables en la tranquilidad de que no nos equivocamos, y seguir dedicando recursos a la investigación”.

Más información:
www.abengoa.com

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