Ignorancia
Lamentablemente, son muchos los que ignoran que los residuos forestales son una fuente de energía, una fuente de energía que se encuentra en nuestros bosques, una energía que podemos controlar y poner a nuestro servicio pero que, si no aprovechamos, puede acabar desatándose en forma de fuego.
Responsabilidad
Deberíamos responsabilizarnos de nuestros actos. Y utilizar (o no) una energía que nos brinda la Naturaleza es responsabilidad nuestra. La sociedad tiene los medios técnicos necesarios para plantearse un Nuevo Modelo Energético, que pasa por el uso de esta biomasa y por la sustitución de los combustibles fósiles.
Culpabilidad
Somos culpables de no utilizar esta energía que nos brinda la Naturaleza. Siempre estamos buscando excusas, como, por ejemplo, que la limpieza de nuestros bosques no resulta económica. Los bosques constituyen una riqueza natural que perdemos cada vez que son pasto de las llamas.
El porqué de esta reflexión
Al ver las noticias en la prensa, las imágenes de televisión, nos quedamos horrorizados por nuestra incapacidad para resolver un problema que todos, sin excepción, reconocemos como tal: el de los incendios forestales. Nuestros bosques están desapareciendo poco a poco. Desaparecen de un país –España- que aún muchos creen escaso de recursos forestales, pero que, a la fatua luz de los incendios de cada estío, se nos revela todos los años mucho más boscoso –y por eso mucho más rico- de lo que creíamos.
Cada bosque que arde, cada incendio, empobrece nuestras vidas. Pero, ¿somos conscientes de ello, somos conscientes de lo que nos cuesta esa pérdida, somos conscientes del precio del fuego? Porque, lamentablemente, cuando se hacen los números de lo que cuesta limpiar el bosque… siempre parece haber otra prioridad... Y, sin embargo, el modelo energético que deberíamos promover –una de sus soluciones- pasa sin duda por estos recursos forestales; por su utilización… frente al uso de los convencionales, como el gas o el petróleo.
Potencial
La siguiente pregunta que deberíamos plantearnos es cuál es el potencial que tienen los residuos forestales en un país como el nuestro, un país que muchos piensan que es algo así como un desierto. Muchos creen eso… hasta que ven los incendios. La respuesta es clara: España tiene un enorme potencial energético en los residuos forestales. Una tercera cuestión sería si sabemos utilizar dichos recursos; si tenemos un conocimiento tecnológico suficiente; si tenemos claro dónde están los residuos, cómo extraerlos, cómo y dónde utilizarlos.
Durante los últimos cuarenta años, todos los que se han implicado en el análisis estratégico de búsqueda de soluciones energéticas han dicho claramente que una de ellas es el uso de los residuos forestales. Y, con la amenaza cierta de los incendios sobrevolándonos cada verano, son muchos –somos muchos, cada vez más- los que encontramos un motivo más -una motivación mayor aún- para aprovechar esos residuos, para sacarle partido a esos recursos, un partido que va más allá del aprovechamiento energético hasta convertirse en arma de defensa de nuestro entorno, de nuestros hogares.
Sí existe potencial y, además, este es muy importante, tal y como señala la tabla que aparece bajo estas líneas. Esa tabla, que hemos extraído del Plan de Energías Renovables (PER) 2005-2010, señala que el potencial de residuos forestales en España supera de largo el millón de toneladas equivalentes de petróleo (teps). Una tep equivale a 2.850 kilogramos de residuos forestales. Para hacer más creíbles los números, el propio PER 2005 establecía unos objetivos de aprovechamiento de esos residuos modestos, unos objetivos que se quedaban en el aprovechamiento de solo el 33% de dicho potencial (estos números los recogemos en la otra tabla que acompaña a este texto). Por consiguiente, el objetivo era conseguir en seis años (2005-2010) un suministro de biomasa con residuos forestales de más de un millón de toneladas.
¿Qué significa una tonelada de biomasa?
EN 1992, la Comisión Europea (CE) editó el documento “Biomass for energy and environment, agriculture and industry in Europe. A strategy for the future”. En dicho documento, concretamente en la página ocho (8), la CE explica con mucha contundencia y claridad qué es una tonelada de biomasa. Una tonelada de biomasa necesita –para ser producida- una superficie de 0,2 hectáreas, consume 0,6 toneladas de agua, absorbe 1,6 toneladas de CO2 y devuelve a la naturaleza 1,2 toneladas de oxígeno. Es evidente que, para que todo esto suceda, la magia reside en la energía solar que incide en nuestros bosques.
Cuando un periódico dice que han ardido 2.000 hectáreas de bosque… lo que ha sucedido en realidad es que hemos perdido 10.000 toneladas de biomasa. El incendio, que ha alarmado además a las poblaciones limítrofes, ha destruido recursos forestales -los contenidos en ese bosque- que podrían haber sido valorizados energéticamente por esas poblaciones –lo que redundaría en la mejora de su calidad de vida- y con el horizonte que ya hemos señalado: el establecimiento de un Nuevo Modelo Energético en el que la biomasa sustituya al gas natural como fuente de calefacción.
Problemas
Pero, ¿es realmente irresoluble el problema de los incendios forestales en España? Siempre se responde que es un problema económico. Nos dicen constantemente que no salen los números si lo que se pretende es usar los residuos forestales para competir con las energías fósiles. Insisten en que el coste de la prevención –pues esa sería la solución- es demasiado elevado. Y, sin embargo, cada día está más claro que la prevención produce muchos beneficios: como consecuencia primera, la creación de empleo en zonas aisladas, en áreas rurales, en el monte, desde octubre hasta abril (lo que puede contribuir por otro lado a lograr un reparto más justo de la riqueza en nuestro país). Y la prevención produce, como consecuencia última, una menor cantidad de incendios forestales durante los meses restantes y, fundamentalmente, durante el verano. Menos incendios, en fin, y, consecuentemente, una menor pérdida de riqueza.
La utilización de los residuos forestales para su aprovechamiento energético es una solución que cobra más y más importancia cada día que pasa. Una solución que conocen muy bien –y que promueven- la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom) y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que han impulsado conjuntamente la campaña Biomasa en tu Casa, iniciativa consistente en una exposición itinerante sobre el empleo de la biomasa para calefacción doméstica –exposición que ha recorrido durante el invierno varias ciudades españolas- y que ha alumbrado además una revista, homónima (Biomasa en tu Casa), cuyo número uno (edición Invierno 2015) incluye información sobre todas las posibilidades que oferta la biomasa para calentar un hogar: estufas de biomasa con salida de aire caliente; estufas de biomasa con salida de agua caliente; calderas de biomasa; y chimeneas insertables.
¿Y en cuanto a la seguridad del suministro de biomasa?
Pues actualmente, cualquier usuario puede consultar el Mapa de los Biocombustibles Sólidos de España, que elabora y actualiza Avebiom y con el que se intenta poner solución a la siempre cuestionada garantía de suministro. Así, los usuarios tenemos una lista (similar a cualquier mapa de gasolineras) que concreta dónde podemos comprar biomasa con sello de calidad. Y un último dato sobre el suministro de pélets. A finales de 2014 los datos eran los siguientes: capacidad de producción de pélets en España, más de un millón de toneladas; consumo real, del orden de medio millón de toneladas.
Podemos buscar y rebuscar muchas otras soluciones, pero los nuevos políticos deberían convencerse de que la estrategia para sustituir los combustibles fósiles y transitar en pos del necesario –imprescindible- Nuevo Modelo Energético pasa ineludiblemente por prevenir los incendios forestales, lo cual asegurará así, además, la gran riqueza que reside en nuestros bosques.
