Concretamente, el nuevo horario para el sector público será de 7.30 a 13.30, lo que implica una reducción de la jornada laboral, aunque el ministro de la Presidencia, Roberto Henríquez, aclaró que la medida se prolongará “entre cinco y diez días hasta que lleguen las lluvias”.
Justamente, "el atraso en el inicio de la temporada lluviosa", según dice el comunicado, es el causante de estas medidas, en concreto "debido a que los caudales en las cuencas de Bayano y Fortuna no se han recuperado, la medida busca un ahorro del 5 al 7 %". Ambas cuencas sirven a sendas plantas hidroeléctricas, Central Ascanio Villaláz y Central Edwin Fábrega, respectivamente, que en conjunto aportan casi un 35% de la producción nacional de energía.
Además, mediante el Decreto Ejecutivo N. 298, que sitúa el mencionado horario, también se dispone que "en todas las dependencias gubernamentales deban encender los acondicionadores de aire una hora después del inicio de la jornada laboral y dos horas antes de concluirla, con la finalidad de disminuir la demanda eléctrica".
Asimismo, se ordena que "los letreros luminosos en todas las instituciones de gobierno deban ser apagados al culminar labores".
El comunicado plantea que otros órganos del Estado, como así también la empresa privada, adopten medidas "tendientes al ahorro energético tal cual aplicará el Ejecutivo". En ese sentido el ministro Henríquez dijo que “esta medida es para racionalizar, por eso hemos entrado en contacto con los presidente de diferentes gremios exhortándolos a también aplicar éstas”.
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