Entre las 62.000 familias afectadas por el recorte a la fotovoltaica habrá, imagino, todo tipo de situaciones, algunas más fáciles de sobrellevar y otras más dramáticas. ¿Con qué tipo de situaciones se están encontrando?
Pues en realidad nos encontramos con auténticas miserias. Familias que tienen su casa garantizando pagos que no puede soportar, el banco apretando porque hay recibos sin pagar… Conozco familias enteras de varios hermanos y sus padres en situación crítica. Conozco productores que han tenido que vender sus casas, varios que han hipotecado las propiedades de sus padres, muchos que han ido al concurso de acreedores,… Los más afortunados, si es que se puede llamar así, han podido refinanciar en condiciones increíbles. Te puedo contar un caso para que comprendas lo miserable de la situación. Varias plantas enormes con cientos de pequeños productores han refinanciado sus plantas a 25 años con dos compromisos: no recuperar cantidad alguna hasta ese año y la potestad del banco de subirle los tipos si somos capaces de conseguir que se restituya la situación regulatoria inicial, pero por supuesto, manteniendo el plazo de 25 años. Vamos, que la banca siempre gana.
Ya le he dicho alguna vez a algún político de los que nos apoya “con la boquita pequeña” que me gustaría que una mañana viniese a responder al teléfono de nuestra oficina, para que comprenda de verdad la situación que soporta nuestra gente. Cuando les oiga gritar, lamentarse, llorar, … realmente tendrá un enfoque mucho más real de la situación.
Varias de las personas a las que pretendíamos entrevistar en Energías Renovables han declinado la invitación, por miedo a que pudiera dañarles la publicación de su caso. ¿Hasta qué punto cree que está justificado este temor?
Esa es una de las muestras más dramáticas de lo que está sucediendo. Tú misma lo has comprobado pues has visto documentación que te he enseñado yo de gente en situación agónica que tiene pánico a mostrar su “problemón”. El inversor fotovoltaico es un ciudadano normal que nunca imaginó la que se le podía venir encima por fiarse de su país. Y lo terrible es que él sabe que no ha hecho nada malo, sin embargo, se le ha tachado de advenedizo y no se cuantas cosas más. Y entre la incredulidad de lo que les está pasando y el hostigamiento constante, se siente atemorizado de que sus vecinos le reconozcan arruinado. Es francamente desesperante, nosotros insistimos en que lo mejor es hacerlo público, denunciarlo, pues no han hecho nada malo y nada peor les va a pasar por sacarlo a la luz, sino al contrario. Pero efectivamente, es complicado.
¿Qué están haciendo desde Anpier para defender jurídicamente a todas estas personas?
Los defendemos en todas las perspectivas a nuestro alcance. Desde la perspectiva global, la asociación recurre todas las normas que nos perjudican en todas las instancias y en nombre de los 5.000 socios. Desde la perspectiva individual, todos aquellos que quieren que reclamemos los procesos que no pueden ser llevados de forma individual, les intentamos dar el servicio por un precio aceptable y les representamos de forma individual. En la actualidad tenemos 1.900 reclamantes individuales. Por otro lado, todos aquellos que tienen problemas con Hacienda, con el Ministerio por expulsiones del Registro de retribución específica, con los seguros,… También les ayudamos a buscar soluciones. En realidad, toda la actuación multidisciplinar de Anpier tiene el mismo objetivo, pues entendemos los procesos judiciales como una línea más para alcanzar nuestra meta, tan necesaria como la movilización social, política o mediática.
Efectivamente, Anpier es muy activa en la denuncia de actuaciones que no solo perjudican a las familias FV sino al conjunto de los ciudadanos, como “el caso” de las consultoras contratadas por el IDAE. ¿Se han cometido muchos más abusos de poder especialmente reseñables?
Sin duda. Pero el más sangrante es el de la arbitrariedad extraordinaria en las actuaciones de la Administración. No solo se dejan querer por determinados grupos de poder en perjuicio de los pequeños ciudadanos (productores o consumidores), sino que nos desprecian sin vergüenza alguna ignorándonos en la realización de las leyes, importándoles un bledo si se saltan a la torera los procedimientos administrativos, faltando a la verdad claramente ante la opinión pública y envenenando sus mensajes para que los perjudicados parezcan los culpables. Sus comportamientos son realmente una indignidad.
El presidente de Anpier decía recientemente que “las normas que regulan los pagos a las grandes compañías del sector parecen escritas en piedra, mientras que las que afectan a las 62.000 familias parecen escritas en plastilina ¿Utiliza el gobierno una doble vara de medir? ¿Una para las grandes compañías energéticas y otra para los ciudadanos de a pie?
Esto es una realidad como un templo que ya nadie pone en duda en este país y no creo que soporte mucha contradicción. Hemos tenido últimamente docenas de casos donde vemos como algunos pueden provocar terremotos, pueden manipular los precios, pueden no exigírseles cantidades mil millonarias por CTCs y la Administración se pone de perfil, pero si eres un miserable productor fotovoltaico, no pestañees que te arruinan. Estoy representando ahora misma a un socio de Anpier que según el Ministerio, se pasó de plazo (16 meses) en el volcado de su instalación en 8 horas, causa suficiente para retirarle la retribución y exigirle la devolución de una cantidad que por supuesto no puede pagar. ¿Le pasaría esto si tuviese a un exministro en el salón de su casa?
Dentro de poco hay elecciones generales y muchos partidos se han comprometido, públicamente, a derogar la reforma energética. ¿Confía en que llegue ese momento en que las familias que invirtieron en plantas fotovoltaicas recuperen los derechos que les han sido arrebatados?
Confío realmente en que el grupo que gobierne la energía no esté formado por un órgano unipersonal que se pueda dejar seducir por los de siempre. Es más fácil que las decisiones persigan el interés general si son tomadas por una pequeña colectividad, pues tenemos funestas experiencias en los últimos años de lo que pasa cuando se le dejan las llaves del negociado a personas con egos de dimensiones colosales. A un político bastante conocido del actual gobierno que me dijo antes de las elecciones: Juan no te preocupes, nosotros resolveremos este problema, le contesté: “no me digas qué vas a hacer, dime a quién vais a poner”. Esa es la triste realidad.
¿Qué haría falta para resolver definitivamente la situación?
Lo necesario es que se protocolicen formas de actuar que cambien las maneras actuales. La energía orbita sobre los que se han venido conociendo como los poderes fácticos de este país, sin querer comprender que el mayor poder fáctico tiene que estar formado por los ciudadanos. El voluntarismo inicial de caminar en esa dirección es muy importante, pero insuficiente. Es necesario que se pongan barreras en los procesos de tomas de decisiones, para que algún día, la inercia sea adoptarlas realmente por el interés general y no por el de unos pocos. Desde luego, nosotros seguiremos intentando que sea así.
Esta entrevista se puede leer también en el número de junio de Energías Renovables (ER142)
