En pruebas de laboratorio, el electrodo ha resistido 40.000 ciclos de carga y descarga, después de lo cual todavía mantiene más del 80 por ciento de su capacidad de carga original. En comparación, el promedio de una batería de iones de litio puede alcanzar alrededor de 400 ciclos de carga/descarga antes de que se deteriore demasiado como para tener un uso práctico.
Wessells, un estudiante graduado en ciencias de los materiales e ingeniería, es el autor principal de un artículo que describe la investigación, publicado recientemente en el sitio Nature Communications, de la revista Nature.
Para Yi Cui, profesor asociado de ciencias de los materiales e ingeniería, asesor de Wessell y coautor del documento, "ese es un rendimiento sin precedentes - una batería que seguirá funcionando durante decenas de miles de ciclos y no fallará nunca".
Según los investigadores, la durabilidad del electrodo se deriva de la estructura atómica del hexacianoferrato de cobre cristalizado que se utiliza para producirlo. Los cristales tienen un marco de trabajo abierto que permite que los iones -partículas con carga eléctrica, cuyos movimientos en masa cargan o descargan una batería- se muevan con facilidad y sin dañar el electrodo. La mayoría de las baterías fallan debido al daño acumulado en la estructura de cristal de un electrodo.
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