sergio de otto

Una “inocente” ocurrencia

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Si hace un mes tocaba afirmar que después de muchos amagos la montaña había parido un ratón, en referencia a la escasa ambición del Proyecto de Ley de Medidas Fiscales para la Sostenibilidad Energética (sigo indignándome con el cínico enunciado de esta norma cada vez que lo leo o lo nombro), unas semanas después el despropósito alcanza su “récord Guiness” con la enmienda de última hora del Grupo Parlamentario Popular para llevar un 38,3% de las primas a los Presupuesto Generales del Estado. Como no habían tenido tiempo de pensárselo en sus siete años y medio en la oposición, como no habían caído en la oportunidad de esta medida en los diez meses que llevan en el poder o en los cinco que estuvieron preparando una “amplia reforma del sistema eléctrico”, han tenido que esperar a la prórroga del plazo de presentación de enmiendas para alumbrar la “genial idea” que es todo, les aseguro, menos inocente.

No es la primera vez que se contempla esta posibilidad que ya manejaron los populares al final de su anterior etapa en el Gobierno, que barajó el ministro de Industria de la segunda legislatura socialista pero que había sonado con escasa credibilidad en los últimos tiempos. En cualquier caso es una decisión de suficiente calado como para no irrumpir en forma de enmienda con nocturnidad y alevosía y aunque podría responder a la política de la ocurrencia, a la que nos tienen lamentablemente acostumbrados, este no es el caso.

Una medida de esta trascendencia debería formar parte de la necesaria hoja de ruta para la reforma del conjunto del sistema energético cuya urgencia se hace cada día más evidente. Por el contrario, la enmienda del Grupo Popular en el Congreso despacha en cuatro líneas la justificación de este alumbramiento de última hora con un argumento simplista: “De esta forma se reducirá la parte de las mismas (primas) que van con cargo a los peajes de acceso a las redes, aliviando por ello esta carga en la factura de la luz”. ¡Toda una lección de estrategia energética!

Esta enmienda no ha sido inspirada obviamente por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, al que le complica aún más la tarea de reducir el déficit por cargar las cuentas con un concepto que puede suponer 3 décimas más que tendrá que recortar por otro lado;  seguramente tampoco es fruto de la presión del Ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, que sigue incrementando tanto su verborrea como su ineficacia; no, esta “inocente” enmienda y otras tan favorables a las tecnologías convencionales vienen de Moncloa y coinciden –pura coincidencia, seguro- con una relajación de la postura de las grandes corporaciones que de anunciar su ruina por los efectos de este proyecto de ley han pasado a señalar, como lo hacía Sánchez Galán en Londres, que este es el Gobierno más profesional de los últimos cuarenta años. Y es que ya pueden dar gracias por anticipado porque lo que aprobará la mayoría parlamentaria del PP no va a tener nada que ver con los borradores que se filtraron antes del verano cuando, además del hachazo mortal a las renovables, por primera vez se ponía el dedo en la llaga de los beneficios impropios de la nuclear y de la gran hidráulica, los llamados “beneficios caídos del cielo”. 

Llevando las primas a los Presupuestos Generales del Estado, aunque solo sea una parte (¿Por qué el 38,3%?), se hace realidad lo que siempre se ha dado por bueno aún siendo falso: que las primas son subvenciones. Sí, lo serán en el momento en que empecemos a pagarlas los contribuyentes y no los consumidores. Los incentivos a la producción de las energías renovables son el mecanismo para “la internalización de sus beneficios medioambientales y estratégicos dado que no podemos internalizar en el precio de las tecnologías convencionales sus impactos ambientales”. Esa es la razón de ser de las primas y así está recogido en la Ley del Sector Eléctrico 54/1997. Es una corrección interna del propio sistema eléctrico.

De entrada esta enmienda hace “responsables” a las primas, por  una parte, del déficit público y seguirán siendo para algunos “culpables”, por otra parte, del déficit de tarifa. Doble demonización. Pero la consecuencia a corto plazo es que cuando llegue el rescate, que llegará, y el recorte del Presupuesto impuesto “por los que mandan” deje en cirugía menor lo que se ha llevado a cabo hasta ahora, las primas –al menos ese 38,3%- desaparecerán de un plumazo y algunos levantarán los hombros con un hipócrita “lo siento” eludiendo su responsabilidad de lo que será dar la puntilla a las renovables en nuestro país. Al tiempo.

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JoseDa
No se puede esperar ninguna medida favorable a las renovables por parte de este gobierno o de la casta que conforman estos políticos, a sueldo completamente de UNESA. Estos son los que dictan la política energética del país junto a las petroleras. No les importa si el país se hunde (aún más) en el proceso. Hasta que surja una renovación profunda de este corrupto sistema que padecemos la única opción viable y que más hace en pro de las renovables es el autoconsumo y pequeños proyectos para la industria que eliminen la axfisiante dependencia del cártel de la energía convencional. Esta dependencia, además de ser carísima en comparación, empuja al cambio de modelo lo que irónicamente favorece a las renovables a la larga. No nos queda otra. Los cambios legislativos favorables empezarán a llegar cuando en otros países menos corruptos que el nuestro, sean un modelo ya consolidado a imitar y no quede más remedio que implantar.
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