biogás

Repaso al sector

Otra renovable que se puede almacenar

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Es sin duda (puede ser) la piedra angular (una de ellas) de la España 100% Renovable que se vislumbra ya en todos los escenarios. Por su versatilidad y porque es gestionable. Sí, el biogás es un vector energético de enorme potencial. Cabe en el depósito de un vehículo automóvil (el Volkswagen eco Up! ya lo sabe, por ejemplo), sirve para producir calor (de hecho, esa es actualmente su aplicación estrella), y también puede ser empleado para generar electricidad. En fin, que vale para todo. Además, es gestionable, o sea, que se puede almacenar, como el petróleo o el gas natural, para usar luego a demanda.
Otra renovable que se puede almacenar

La Asociación Europea de Biogás (European Biogas Association, EBA) publicó hace unos meses su último balance continental, que recoge los números clave del sector a 31 de diciembre de 2014, último ejercicio del que dispone de datos EBA. El caso es que la Unión Europea tenía en esa fecha, según esta asociación, 17.240 instalaciones de biogás (8.293 megavatios de potencia), o sea, 2.677 plantas de biogás más que las que registrara un año antes. Pues bien, en España, y según los datos recabados por esa asociación, había, en esa fecha –31 de diciembre de 2014– 39 instalaciones (39 de 17.000), 39 que sumaban aproximadamente veinte megavatios. En fin, flacos, flacos guarismos los registrados puertas adentro.

Veinte megas... frente a 8.000
Flacos en términos absolutos (20 MW frente a 8.293), y más flacos aún si tenemos en cuenta que España es extraordinariamente rica en residuos agroganaderos, esos que constituyen toda una mina de biogás. ¿Algún ejemplo? Las deyecciones de los cerdos. Según la Asociación para el Desimpacto de los Purines, España cuenta con más de 25 millones de cabezas de ganado porcino, “el 20% de la cabaña de la UE”. Y la cabaña porcina española genera –explica esa asociación– unos 50 millones de metros cúbicos de purines cada año, enorme volumen (y potencialmente muy contaminante) que hay que gestionar, pues su impacto en el medio es (o puede ser) muy grave.

Pero no son esos -los purines- los únicos “residuos” de la agroindustria española susceptibles de fermentar hasta producir biogás. Según el centro tecnológico ainia, que pasa por ser una de las mecas de la I+D en este asunto en España, es posible producir biogás, en una misma instalación, con, por ejemplo, estiércol de vaca, pulpa de una fábrica de zumo de naranja, lodos de una depuradora de una industria láctea, los residuos de un matadero o los de una envasadora de anchoas. ainia asegura que "tenemos un potencial de generación de biogás agroindustrial de 8.000 millones de metros cúbicos año”. El centro tecnológico valenciano fue el responsable en 2008 de “los primeros mapas de potencial de producción de biogás agroindustrial en España”. Por cierto: un metro cúbico (m3 ) de biogás equivale a la energía de 0,65 m3 de gas natural y puede llegar a producir 2,1 kWh de electricidad.

Pero ainia da más datos, para contextualizar
“España es el primer país de la UE en superficie dedicada al cultivo, es el cuarto en producción ganadera y el quinto en producción alimentaria a nivel industrial; y todas estas actividades productivas –sostiene ainia– generan millones de toneladas de residuos a los que conviene –concluyen en el centro– darle una salida viable técnica, económica y respetuosa con el medio ambiente”. Ah, según la EBA, España es el 18º país de la UE por número de centrales de biogás. Sí, el biogás es una posibilidad, una vía de tratamiento de residuos que, de no ser gestionados en estas plantas y transformados en combustible bio (y en fertilizantes, que esos son los dos productos que salen de las centrales de biogás), acaban convertidos en emisiones descontroladas de metano o en filtraciones que acaban llegando a las aguas subálveas, las que discurren bajo la superficie.

¿Problema?
Que montar una planta de biogás tiene un coste. ¿Solución? La Administración se inventó unas primas para animar al sector a montar estas instalaciones: tú pones el dinero, todos nos beneficiamos de una buena gestión de esos residuos (para empezar, se beneficia el medio ambiente) y yo le obligo a la red eléctrica a que te compre la electricidad que produzcas y a que te la pague a un cierto precio (por encima del precio del mercado mayorista).

Los ganaderos siempre dijeron que esas primas eran demasiado escasas, pero algo se hizo. Algo se hizo hasta que llegó Rajoy con las rebajas, eliminó las primas para empezar (lo que dio al traste con un montón de proyectos que se quedaron en el papel), le colocó luego un impuesto del 7% al kilovatio hora eléctrico generado en las instalaciones que ya estaban funcionando, le colocó después otro impuesto –el de hidrocarburos– al biogás agroganadero (como si fuese lo mismo quemar gas natural de Argelia o petróleo del Golfo Pérsico que evitar vertidos fecales descontrolados en Lleida…)... y, así, el sector, poco a poco, se fue ralentizando hasta quedarse casi congelado.

La inmensa mayoría de las instalaciones se han visto obligadas a buscar salida en la refinanciación y en la diversificación (venta de fertilizantes) y son muy pocas, y muy singulares, las que han surgido en estos últimos años, casi siempre llegadas de la mano de ayudas europeas o de emprendedores que, después de hacer mil números, se han lanzado a luchar contra viento y marea y han optado por el biogás como productor de energía térmica o autoconsumo eléctrico.

¿Y en 2016? He aquí el repaso
La Comisión Europea ha aprobado en su última convocatoria del programa LIFE casi un centenar de proyectos (96, concretamente) que han presentado 21 países, a los que destinará ayudas por valor de 160,6 millones de euros. España, un año más, es el Estado miembro que más proyectos ha visto aprobados (28). Cinco de ellos están relacionados directa o indirectamente con el aprovechamiento energético del biogás. El más llamativo quizá es Saving–E, iniciativa que está desarrollando en Chiclana la española Aqualia y cuyo objetivo es la producción de biogás a partir de microalgas cultivadas en aguas residuales. Pues bien, desde junio, Aqualia está probando su biogás en un Volkswagen eco Up! (el fabricante alemán de automóviles es socio participante en esta iniciativa).

Además, la empresa Ecobiogás puso en marcha en enero una central en Pina de Ebro (Zaragoza). El motor cogenerador de esta instalación tiene una potencia eléctrica nominal de 180 kilovatios; y una potencia térmica nominal de 1.200 kilovatios. Ecobiogás estima que generará, cada año, unos 480.000 kilovatios hora (kWh) de energía eléctrica y unos dos millones de kWh térmicos. Según la ingeniería, esta es “la tercera planta 100% para autoconsumo que realizamos y tiene la peculiaridad de ser una instalación aislada de la red eléctrica”.

Ecobiogás explica su funcionamiento así: “el biogás producido se destina íntegramente al suministro energético propio; el motor de cogeneración de biogás es capaz de generar 100 kW eléctricos que cubren el consumo eléctrico de la planta de biogás y el resto de las instalaciones del complejo; el cogenerador también produce 121 kW térmicos destinados a la calefacción de los digestores. Además, en esta instalación –concluye la ingeniería–, se ha introducido una caldera de biogás de 200 kW que permite ajustarse a una demanda de calefacción superior a la de electricidad en los meses fríos”.

Otra buena Noticia 2016 (en medio del páramo nacional del biogás) la ha dado Kernel Export, una empresa murciana que cultiva, envasa y distribuye frutas y hortalizas. El pasado once de abril, en presencia del presidente de la Región de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, Kernel inauguró en sus instalaciones de Los Alcázares (Murcia) una central de biogás de 400 kW (de cogeneración) cuyo diseño y construcción ha corrido a cargo de Ludan Renewable Energy España. La planta convierte los subproductos y residuos de cultivos, provenientes de las 2.000 hectáreas de las fincas de la empresa, en electricidad renovable y fertilizante agrícola que usa en sus cultivos (de lechuga, escarola, brócoli, apio, col lombarda, espinaca, melón, col y coliflor, entre otros).

Kernel produce más de 25.000 toneladas de alimentos al año, cuenta con unas 2.000 hectáreas de producción propia y más de 400 de producción ecológica. La ingeniería británica HRS heat exchangers, que ha participado en el diseño del sistema, explica que el biogás producido en la planta es utilizado de dos formas: para la producción de electricidad en un motor de cogeneración (durante el día) y para la generación de agua caliente en una caldera (durante la noche). La central procesará al año más de 19.000 toneladas de residuos en su digestor anaeróbico y dará como resultado 5.400 toneladas de compostaje. Según HRS, “la planta cubrirá el 40% de los consumos energéticos de la empresa”. La ingeniería británica estima que la planta ahorrará cada año más de 2.000 toneladas de CO2 equivalente. ¿El último hito del biogás en España? Giesa Agroenergía, Campillos (Málaga). Casi dos megavatios de potencia y todo un ejemplo (lo contamos en formato de entrevista a su impulsor, Emilio Díaz) de lo difícil que es sacar adelante el biogás agroindustrial en España, primer país de la UE en superficie dedicada al cultivo.

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