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Las ciudades inteligentes ya tienen su libro blanco

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El Cluster de Energías Renovables de Madrid Network y las empresas Ernst & Young, Ferrovial Servicios y Enerlis –con la colaboración de la Federación de Municipios de Madrid– presentaron ayer, en la Oficina del Parlamento Europeo en Madrid, el Libro Blanco Smart Cities. El documento pretende demostrar que los beneficios que se obtienen con el desarrollo inteligente de una ciudad son mayores que las inversiones necesarias para su implementación.
Las ciudades inteligentes ya tienen su libro blanco

El Libro Blanco Smart Cities declara como objetivo la transmisión de ideas. Ideas para que los responsables de la gestión de los municipios conduzcan a estos "hacia un modelo eficiente y sostenible que se construya ad-hoc a la casuística de cada municipio". El documento presenta una serie de reflexiones sobre las claves de toda Smart City (Ciudad Inteligente). A saber: el gobierno (que debe ser transparente); la movilidad (que debe ser eficiente); la sostenibilidad (que debe ser el horizonte); la población (que debe ver satisfechas sus necesidades); y la economía, que es el marco. Grosso modo, en todo caso, de lo que se trataría es de aprovechar todas las posibilidades que ya ofertan las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs) para hacer más eficiente una ciudad.

Ciudades de menos de diez millones de habitantes
Las ciudades –sostiene el libro- "están obligadas a competir para atraer el talento, es decir, personas con conocimientos e ideas, y, para ello, requieren una transformación mediante la creación de un entorno totalmente alineado con la sostenibilidad, el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs) y la aplicación de la innovación; de esta forma, se logrará construir un entorno donde todo gire alrededor del ciudadano". Según el Libro Blanco Smart Cities, "las ciudades de menos de diez millones de habitantes serán quienes protagonicen, en los próximos años, los mayores procesos de acumulación de capital y de personas".

El caso España
Los autores del documento aseguran además que concretamente "nuestro país cuenta con todos los elementos para jugar un papel relevante, ya que la tipología de los municipios es muy dispar: hay un buen número de ciudades de tamaño medio y un grueso de poblaciones escasamente pobladas; estas últimas, bajo un paraguas de supramunicipalidad (unión virtual), pueden ofrecer excelentes condiciones para el nuevo modelo de organización urbano". Pues bien, el libro "trata de identificar los pasos a seguir para que la aplicación de la filosofía Smart City sea viable en todos los municipios, independientemente de su tipología". El éxito, en todo caso, "reside en la cooperación entre las autoridades y todos los agentes económicos y sociales, con una implicación crucial de los ciudadanos".

Gestión eficiente de todos los recursos pro satisfacción de todas las necesidades
La idea de Smart City ha de ser entendida "como un concepto amplio y abierto de ciudad". La estructura de una Smart City consta, generalmente, de ciertos elementos fundamentales: un espacio urbano, un sistema de infraestructuras, un complejo de redes y plataformas inteligentes y una ciudadanía que ejerza de eje vertebrador. El propósito final de una Smart City es -matizan los autores- "alcanzar una gestión eficiente en todas las áreas de la ciudad (urbanismo, infraestructuras, transporte, servicios, educación, sanidad, seguridad pública, energía, etc), satisfaciendo a la vez las necesidades de la urbe y de sus ciudadanos; todo ello debe lograrse en consonancia con los principios de Desarrollo Sostenible expuestos en el Programa 21, promovido por Naciones Unidas".

Los datos del INE
En este escenario, España se enfrenta a un gran reto, ya que se trata de un país muy heterogéneo en cuanto a la distribución de su población. Según datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2011 España contaba con seis regiones con densidades de población superiores a los doscientos habitantes por kilómetro cuadrado (alcanzándose los 809 habitantes por kilómetro cuadrado en la Comunidad de Madrid) y, a su vez, en cuatro comunidades autónomas no se alcanzan los treinta habitantes por kilómetro cuadrado, lo que da una idea del carácter rural de algunas de las regiones.

Un solución... no solo para ciudades
Esta desigualdad se confirma al revisar las estadísticas de población por municipios. En España hay 145 ciudades que superan los 50.000 habitantes, más que en países de mayor población como Francia, siendo una de ellas Madrid, la tercera ciudad más poblada de Europa occidental. Por el contrario, de los 8.116 municipios españoles, casi el 60% (4.855) no alcanzaban el millar de habitantes y el 13% contaba con una población inferior a los cien habitantes. Tomando este contexto como punto de partida -dice el Libro Blanco-, el concepto de Smart no debe limitarse al ámbito metropolitano, sino que también resulta de especial interés en núcleos reducidos de población y ámbitos rurales.

La innovación
En definitiva -concluye el libro-, "el objetivo de radicar el concepto de Smart City en los municipios de España reside en transformar los espacios en los que residimos, independientemente de la tipología de estos, siguiendo los principios del desarrollo sostenible, aplicando una gestión eficiente a todas las escalas y tomando la innovación tecnológica como un importante punto de apoyo". El libro señala experiencias exitosas y proporciona información sobre balances y estudios ya hechos: "en los rankings del estudio European Smart Cities, las siete primeras ciudades en la dimensión de Gobierno se encuentran repartidas entre Finlandia (Tampere, Oulu, Turku), Dinamarca (Aalborg, Aarhus, Odense) y Suecia (Joenkoeping)".

Casos en tiempo presente
No obstante, el Libro Blanco también señala ejemplos en España en tiempo presente, como "la primera calle inteligente de Cataluña", que está en Sant Cugat del Vallès (Barcelona). En ella -explica el libro-, "los paneles informativos avisan de los aparcamientos libres, las farolas se encienden según la franja horaria y el tránsito de peatones, el riego se activa en función de la humedad de la tierra, los contenedores avisan a la empresa del estado de su capacidad y las papeleras compactan los residuos y alertan de su volumen; la iniciativa funciona en tiempo real y de manera continua para optimizar los recursos y por lo tanto reducir su gasto, tanto económico como ambiental".

Las tecnologías y la administración
Pozuelo de Alarcón, en Madrid, es otro de los ejemplos citados. Allí, el ayuntamiento ha impulsado, durante el año 2011, el proyecto Pozuelo Ciudad Wifi, con el fin de ampliar los tres puntos municipales inalámbricos ya existentes (dos bibliotecas y un centro joven) y dar respuesta a una creciente demanda vecinal. Gracias a este trabajo, la red cuenta ya con 14 puntos que ofrecen conexión gratuita y registran una media diaria de 1.000 usuarios. Además, a través de la Oficina Virtual, los vecinos de Pozuelo de Alarcón pueden realizar 63 trámites online. Entre ellos destacan los relacionados con la gestión tributaria, el envío de consultas y sugerencias y el pago del IBI.

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