El diario The Himalayan Times recogía hace unos días la firma del acuerdo entre la Policía y el Centro para la Promoción de Energías Alternativas (CPEA), dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Nepal, para instalar plantas de biogás en varias dependencias de la primera institución a lo largo del país. Según la Policía de Nepal, la iniciativa tiene como objetivo “reducir la dependencia del gas licuado de petróleo y promover un medio ambiente sano y una energía renovable limpia y segura”.
Las plantas se instalarán tanto en comisarías como en “batallones, brigadas y centros de formación”. El acuerdo lleva aparejado un estudio detallado en el que se basará el desarrollo de cada una de las plantas. Por otro lado, la CPEA proporcionará apoyo técnico y subsidios para su instalación.
Un país volcado con el biogás
Esta información se une a la que ofrecía en noviembre otro medio de comunicación nepalí, The Kathmandu Postl. En ella se destacaba que el Gobierno de Nepal está fomentando que diversas instituciones públicas e incluso los sectores comerciales transformen los residuos biodegradables en energía mediante la construcción de plantas de biogás.
La información de The Kathmandu Post destacaba el trabajo conjunto entre el CPEA y los organismos de seguridad del país para construir más de 500 plantas en todo el país, según palabras de Sushim Man Amatya, el responsable de tecnologías de biogás y de conversión de residuos en energía del CPEA.
El biogás es una de las energías renovables que impulsa el CPEA. Gracias a su participación en el Programa Nacional de Desarrollo Rural y Energía Renovable, junto a empresas y organismos oficiales de otros países, se ha conseguido la instalación de 300.000 pequeñas plantas para el aprovechamiento doméstico de esta fuente.