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La minieólica española necesita, de una vez, ser incentivada

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Mientras que las previsiones son que la minieólica avance en el mundo a un ritmo cercano al 20% anual, en España esta tecnología tiene que hacer frente a múltiples problemas: falta de apoyo institucional, una regulación equivocada –que la equipara a la gran eólica– y una normativa sobre autoconsumo que hace prácticamente imposible su despegue en conexión a red. El sector dice que ya es hora de dar la vuelta a la situación y apostar en serio por esta tecnología, que tanto puede hacer a favor de la generación distribuida.
La minieólica española necesita, de una vez, ser incentivada

El mercado mundial de la minieólica crecerá a un ritmo de un 19,5% anual entre 2014 y 2019 hasta alcanzar una inversión de 1.890 millones de dólares a finales de la presente década, según un informe de la consultora Markets&Markets presentado el pasado mes de febrero. De acuerdo con dicho estudio, los costes asociados a este tipo de proyectos siguen siendo altos, pero el cambio gradual hacia una sociedad cada vez más descarbonizada, con menor dependencia de los combustibles fósiles, está ayudando a reducir los costes de la tecnología eólica, grande y pequeña.  Otro factor clave es que en las zonas del mundo que no tienen acceso a la red, la demanda de los pequeños aerogeneradores es cada vez mayor. Y esa demanda ofrece oportunidades muy atractivas a los fabricantes de miniturbinas eólicas.

En 2014 (año de referencia del informe), la región con mayor cuota de mercado fue Norteamérica La razón se encuentra en que en esos países, en especial en EEUU, triunfa las pequeñas turbinas conectadas a red. En Europa ocurre al revés: la mayor demanda, sobre todo en la Europa Occidental, se centra en las aplicaciones sin conexión a red. En cualquier caso, el informe subraya que también en este área del mundo se espera que la minieólica crezca a un ritmo elevado en los próximos años.

Los fabricantes españoles están muy presentes en este mercado internacional. De hecho, vender fuera se ha convertido en casi la única salida posible para ellos, dado el escaso movimiento que hay en el interior.

Esto se debe a la confluencia de varios factores. A diferencia de otras tecnologías renovables, la minieólica nunca ha contado con el apoyo institucional, lo cual ha lastrado su desarrollo. Además, la minieólica se encuentra catalogada en el mismo marco regulatorio que la gran eólica, algo considerado un despropósito por las empresas del sector ya que aunque ambas tecnologías utilicen el viento como motor son en realidad muy dispares y esa falta de diferenciación perjudica enormemente el desarrollo de la minieólica, al exigirle los mismos requisitos (impacto ambiental, amortizaciones, evacuaciones) que a la gran eólica. Por si esto fuera poco, la normativa sobre autoconsumo del Ejecutivo Rajoy ha echado un nuevo jarro de agua fría a las empresas que aún resisten en España. Así las cosas, resulta poco menos que imposible que esta tecnología inyecte en el sistema eléctrico los 300 MW previstos para ella en el Plan de Energías Renovables 2011-2020.



SmallWindSpain, marca de referencia

Ante esta situación, los agentes del sector reunidos en torno a la patronal, APPA Minieólica, y con el apoyo del CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), decidieron hace ya un par de años aunar fuerzas para fomentar en los mercados exteriores el potencial y la calidad de la tecnología minieólica española. 



Una de las medidas que acordaron fue la creación de la marca SmallWindSpain, a fin de mostrar en el ámbito internacional que España es uno de los países con mejores tecnólogos en minieólica, y  dar visibilidad a todo el tejido industrial que la acompaña. Empresas como Baiwind, Bornay –la más veterana del sector– Ennera o Kliux Energies –por citar a algunas de ellas– disponen de aerogeneradores de pequeña potencia de primerísimo nivel que pueden competir perfectamente en el mercado mundial.



Hay otras actuaciones en marcha. En el ámbito de la investigación, el Centro de Desarrollo de Energías Renovables (Ceder) del Ciemat lidera un Proyecto Sectorial Estratégico mediante la dirección de un grupo de trabajo para elaborar una nueva normativa para el etiquetado de calidad específico para los aerogeneradores de pequeña potencia en el marco del Comité Internacional Electrotécnico y el de la Agencia Internacional de la Energía.



En España hay tres laboratorios acreditados por la Entidad Nacional de Acreditaciónn(ENAC) para la realización de ensayos de miniturbinas eólicas a escala nacional. El primero que obtuvo la certificación fue el laboratorio del Ceder y luego le siguieron otros dos: el de la empresa riojana Barlovento y el laboratorio de Metrología Eléctrica del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (Circe), que está vinculado a la Universidad de Zaragoza. Para certificar una máquina de pequeña potencia se piden cuatro ensayos, que deben ser ejecutados conforme a unas normas dictadas por el Comité Electrotécnico Internacional (IEC, por sus siglas en inglés). Esos ensayos miden la curva de potencia (la potencia que da un aerogenerador en función del viento); emisión de ruido; duración de la máquina (se determina manteniendo la turbina en operación al menos durante seis meses); y función y operación del miniaerogenerador (la velocidad de viento a que arranca y la que se para, etc.).



Sin embargo, no es obligatorio certificar las máquinas, de manera que nadie puede exigirle a un fabricante que ponga a prueba a sus aerogeneradores en un laboratorio. No obstante, los primeros interesados en evitar que haya miniaerogeneradores de mala calidad en el mercado, que puedan dar una mala imagen del sector, son ellos. Y los certifiquen o no –la certificación es cara–, no hay mejor garantía para asegurarse de sí funcionan bien o no sus máquinas que ver lo mucho que venden en otros países.  

En cuanto a instalaciones, se estima que hay unas 10.000 repartidas por todo el territorio nacional, con claro predominio de las aisladas. Andalucía es una de las regiones donde están más presentes. Según datos de la Agencia Andaluza de la Energía, en la región hay 0,23 MW de minieólica aislada y un aerogenerador conectado a red para autoconsumo de 0,01 MW. En el otro extremo de la Península, en el País Vasco, la minieólica aporta un 7% de la energía renovable consumida. 





Una tecnología con importantes ventajas

La energía minieólica aprovecha el viento mediante aerogeneradores de potencia inferior a los 100 kW y un área de barrido que no puede superar los 200 m2 , según especifica la normativa internacional. Entre sus ventajas, a destacar las siguientes:

• Permite suministrar electricidad en lugares aislados y alejados de la red eléctrica.
• Genera energía de manera distribuida (microgeneración distribuida) reduciendo de este modo las pérdidas de transporte y distribución.
• Produce electricidad en los puntos de consumo, adaptándose a los recursos renovables y a las necesidades energéticas de cada lugar.
• Puede combinarse con fotovoltaica en instalaciones híbridas.

Estamos, por tanto, ante una tecnología que juega un importante papel en el desarrollo de la generación distribuida y el autoconsumo.

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Alberto
Si fuese rentable no necesitaría ninguna subvención, ni la eólica ni la minieólica , lo único que consiguen es subir la factura de la luz a todos los españoles para llenarse los bolsillos.No a las subvenciones.
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