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La interrumpibilidad le costará a los consumidores más de 500 millones de euros en 2016

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El gobierno legisla, Red Eléctrica de España (REE) acata la ley y la ciudadanía paga. ¿A quién? A un puñado de multinacionales. ¿Cuánto? Hasta 503 millones de euros durante 2016. Si repartiéramos esa millonada entre los 365 días del año que se nos viene encima, estaríamos hablando de casi un millón, cuatrocientos mil euros a abonar cada día... O sea, que los consumidores vamos a pagar casi 1,4 millones de euros el día uno (euros que irán a parar a un puñado de multinacionales), casi 1,4 millones de euros el día dos (que irán a parar al mismo sitio), casi 1,4 millones de euros el día tres... y, así, hasta el día 365. Esta es la historia.
La interrumpibilidad le costará a los consumidores más de 500 millones de euros en 2016

"La interrumpibilidad es una herramienta de gestión de la demanda -la definición es de REE- que aporta flexibilidad y respuesta rápida para la operación del sistema ante situaciones de desequilibrio entre generación y demanda. Este servicio se activa en respuesta a una orden de reducción de potencia dada por Red Eléctrica a los grandes consumidores que sean proveedores de este servicio, principalmente, la gran industria". En castellano: si hay mucha demanda porque todos enchufamos los aparatos de aire acondicionado a la vez y resulta que en ese momento no hay generación suficiente porque no sopla el viento, no hay agua en los pantanos, no brilla el sol, las nucleares se han estropeado y están paradas, se acabó el carbón en las térmicas y no hay gas que quemar en las centrales de ciclo combinado... pues entonces el operador del sistema eléctrico nacional -Red Eléctrica de España- manda parar máquinas a los "interrumpibles" -grandes fábricas que consumen mucha energía, las citadas multinacionales- para que "liberen" esa electricidad (interrumpan su consumo) y podamos todos los demás enchufar esos aires acondicionados sin que se vayan los plomos. Ese es el acuerdo: yo te pago a ti, gran consumidor-gran multinacional (una siderúrgica, por ejemplo) para que pares tus máquinas en un caso excepcional como ese.

¿Qué ocurre?
Pues que el mix eléctrico nacional está tan diversificado que parece poco probable que, simultáneamente, se apague el sol, se calme el viento, se desconecten las nucleares, se acabe el carbón, no haya agua en los pantanos y estén ese día de vacaciones todos los 25.000 megavatios (MW) de centrales de ciclo combinado que en España son. El propio operador del sistema, REE, lo explica así: "a veces en el sistema eléctrico hay situaciones en las que no hay suficiente generación para abastecer toda la demanda, aunque no es algo habitual". No, no lo es. De hecho, son muchos los autores que sostienen que no hace falta la interrumpibilidad -no hace falta pedirle a nadie que interrumpa nada- dadas las formidables dimensiones de nuestro parque de generación eléctrica (más de 100.000 MW de potencia instalada), y dado el hecho de que la potencia máxima instantánea peninsular demandada no ha alcanzado nunca siquiera los 46.000 MW (la marca histórica registrada data de antes de la crisis: 17 de diciembre de 2007, a las 18.53 horas, 45.450 MW; ese fue el momento -el instante preciso de toda la historia de este país- en el que más electricidad demandamos a la vez los españoles, el instante en el que más aparatos enchufamos simultáneamente). El año pasado, por ejemplo, la punta de potencia demandada quedó en 38.948 MW, guarismo que marca la punta de demanda más "chata" de los últimos diez años.

Más de 100.000 megavatios de potencia instalados
Así las cosas, son cada vez más las voces que denuncian que eso de la interrumpibilidad no es más que un regalo que le hace el gobierno a las multinacionales. El gobierno legisla, le mete la mano en el bolsillo a la ciudadanía y extrae de ahí esos 500 millones de euros, un dineral que destina al pago, a un puñado de grandes compañías, de un servicio -la interrumpibilidad- que pudo tener sentido hace diez años (cuando no había tanta potencia instalada), pero que hoy es, según la inmensa mayoría de los consultados, una completa insensatez (otra). El propio ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, se delataba en Televisión Española hace ya un par de años, en una entrevista emitida en el programa El Debate: la interrumpibilidad -decía entonces- es un concepto que está dentro de los costes del sistema "por el que a las grandes empresas que utilizan de manera intensiva la electricidad, de tal forma que, en su estructura de costes, la energía eléctrica puede suponer un 45, un 50% –estamos hablando de las que producen aluminio, las acerías, el cinc, etcétera–, como quiera que se les pide que estén dispuestas a interrumpir su suministro de electricidad en el caso de que se produzca un problema en el sistema... esa disposición a interrumpir, interrumpibilidad, tiene un precio".

¿Cuánto?
Y ese precio, el ministro Soria del Partido Popular y los recortes decidió incrementarlo un 54,8% en 2013. O sea, que, a las interrumpibles se les pagó en 2013 un 54,8% más que en 2012. Así, si en 2012, pagamos algo menos de 500 millones de euros por ese concepto; en 2013, esa cantidad rondó los 750. El señor Soria lo explicaba en directo, en Televisión Española, literalmente, así: "¿y por qué 700 millones de euros al año? Pues porque de lo contrario esas empresas -muchas de las cuales emplean a cuatro, cinco o seis mil personas en España y tienen instalaciones que ya están amortizadas- dicen... si ustedes no pagan esta interrumpibilidad yo levanto la fábrica y me voy a otro país". ¿Insinuaba el ministro, pues, que las empresas interrumpibles chantajean al gobierno? ¿Insinúa que el gobierno cede a ese chantaje? ¿Insinúa que el concepto interrumpibilidad en realidad no tiene como objetivo la seguridad del suministro eléctrico? Imaginemos por un instante que sí lo está insinuando. La pregunta -pregunta que nadie hizo en El Debate- bien podría ser esta: "entonces, ¿por qué incluimos eso en la factura eléctrica?". ¿No sería más lógico colocar ese coste/subvención en un, por ejemplo, "plan para que no se deslocalicen las acerías, fabricantes de aluminio y otros grandes consumidores de electricidad"?

Sigue cayendo el consumo
En 2013 los españoles demandamos 246.368 gigavatios hora. En 2014, esa demanda cayó hasta los 243.530 gigas. Es más: el año pasado fue el quinto consecutivo en que cae el consumo de electricidad en este país. De hecho, el año pasado España demandó menos electricidad que en 2005. ¿Motivos? Fundamentalmente la crisis, pero también el ahorro. En 2013, había en España 102.395 megavatios de potencia instalada. Si todos esos megavatios, si todas las máquinas que pueden producir electricidad en España se pusieran a funcionar a la vez (las nucleares, los parques eólicos, un día soleado, los pantanos, las térmicas de carbón, los ciclos combinados que queman gas, etcétera, etcétera) España podría generar 102.395 megavatios hora. Pues bien, el año pasado, la potencia instantánea máxima demandada fue 40.277 megavatios (27 de febrero; 20.42 horas). O sea, que, en 2013, ya estábamos sobrados de potencia (sobradísimos), por lo que la interrumpibilidad ya era muy criticada en todos los cenáculos. ¿El discurso en todos ellos? Que la interrumpibilidad no era sino una subvención encubierta, a fondo perdido, de la que se benefician unas ciertas empresas. A pesar de ello, en 2014 el Partido Popular volvió a decir sí a la interrumpibilidad; en 2015, también; y en 2016... otros 500 millones de euros (M€).

Energías Renovables se puso en contacto hace unas semanas con Red Eléctrica de España para solicitar información con respecto a la interrumpibilidad. Amablemente, REE nos conminó a enviar, por correo electrónico, la pregunta concreta que queríamos plantear. Así que nos dirigimos a REE, por escrito, exactamente en estos términos:

Saludos,

el dato que busco se refiere a la interrumpibilidad. Me gustaría saber cuántas órdenes de reducción de potencia dio REE a los grandes consumidores que sean proveedores de este servicio, y a cuánta potencia afectaron.

Gracias

¿Respuesta REE? La siguiente:

Buenas tardes, Antonio.

Sentimos no poder ayudarte en esta ocasión. Se trata de información confidencial que Red Eléctrica no puede facilitar.

Un saludo

¿Interrumpibilidad?
El pasado mes de noviembre, Iberdrola solicitó autorización de clausura de su central de ciclo combinado de Castellón 3 (800 MW, nada más y nada menos). Tras estudiar el caso, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia emitió el pasado mes de marzo un informe según el cual ese cierre "no tendría incidencia ni en la seguridad ni en la garantía de suministro del sistema eléctrico español", lo cual seguramente no ha sorprendido a nadie, dado el parque peninsular de generación (más de 100.000 megas de potencia) y dado el máximo de demanda instantánea punta previsible este año (menos de 45.000). A pesar de todo lo susodicho, el Ejecutivo -por boca de Red Eléctrica de España- difundía hace apenas unos días una nota de prensa en la que aludía al nuevo sistema de asignación de interrumpibilidad (el Partido Popular lo ha cambiado) en estos halagüeños términos: "el innovador sistema competitivo de asignación de la interrumpibilidad, puesto en marcha por el Operador del Sistema en el año 2014 y utilizado por segunda vez la semana pasada, ha demostrado ser la mejor herramienta del sistema eléctrico al servicio de la eficiencia". ¿Eficiencia para quién? ¿Hace falta pagarle a un puñado de multinacionales una millonada -más de 500 M€- por un servicio como este, dadas las circunstancias del parque de generación peninsular y la constante caída de consumo en España? Ah, ¿y por qué REE no informa sobre las órdenes de reducción de potencia? ¿No hubo órdenes? ¿O sí? ¿O cuántas? ¿Puede exigírsele a la ciudadanía que pague 500 M€ y decirle, acto seguido, que no se la va a informar sobre el qué está pagando exactamente?

¿Cómo se asigna ahora la interrumpibilidad? REE lo explica así
La normativa por la que se regula el mecanismo de asignación del servicio de interrumpibilidad está recogida en la Orden IET/2013/2013, de 31 de octubre, y la Orden IET/1752/2014, de 26 de septiembre. De acuerdo con esa normativa, Red Eléctrica -el operador del sistema eléctrico nacional- es la empresa responsable de organizar y gestionar el nuevo sistema de subastas que servirá para asignar el servicio de interrumpibilidad.

Aunque no es algo habitual, a veces en el sistema eléctrico hay situaciones en las que no hay suficiente generación para abastecer toda la demanda. Esto puede deberse a una punta de consumo extraordinaria o a una pérdida súbita de generación renovable. Por ejemplo, un cambio brusco de las condiciones meteorológicas puede afectar a la generación renovable.

Ante este tipo situaciones se cuenta con medidas preventivas. Una de ellas es el servicio de interrumpibilidad: una herramienta que permite flexibilizar la operación del sistema eléctrico desde el lado de la demanda. Los grandes consumidores de energía eléctrica (la gran industria), en respuesta a una orden dada por el operador del sistema, reducen su consumo para mantener el equilibrio entre generación y demanda, para que así al resto de los consumidores no les falte electricidad; percibiendo a cambio una retribución económica.

Ahora, con la nueva normativa, la reducción de potencia podrá realizarse tanto por motivos técnicos, es decir, por una emergencia, como por motivos económicos que se pueden derivar si el coste de interrumpir el suministro es menor que el que resulta de aplicar los servicios de ajuste del sistema.

La nueva regulación de este servicio introduce un mecanismo de asignación que gestiona Red Eléctrica, bajo la supervisión de la Comisión Nacional de los Mercados y Competencia. Ahora, para asignar el servicio, se emplea un sistema de subastas con pujas presenciales.

Se subastan dos productos de potencia interrumpible: uno, consistente en reducciones de consumo de 5 MW, y otro, de 90 MW, mediante un sistema informatizado de subastas de precio descendente.

A partir del precio de salida, el importe va bajando en cada ronda a un precio previamente establecido. La prestación del servicio se asigna al último competidor que queda en la puja sin retirarse y, por tanto, está dispuesto a prestarlo al precio más bajo.

La Orden IET/2013/2013 (octubre de 2013) regula el mecanismo competitivo de asignación del servicio de gestión de la demanda de interrumpibilidad. Esta orden fue modificada posteriormente por la Orden IET/346/2014 (septiembre de 2014).

La subasta 2015
Entre los días 31 de agosto y 3 de septiembre, han tenido lugar en el pabellón número 6 de la Institución Ferial de Madrid las subastas de interrumpibilidad para la temporada eléctrica 2016, organizadas por Red Eléctrica de España, bajo la supervisión de la Comisión Nacional de los Mercado y la Competencia. Participaron un total de 132 plantas, resultando todas adjudicatarias y siendo el importe global de 503 millones de euros. Se asignaron 434 bloques de 5 megavatios (MW) a un precio medio de 134.808 euros/MW y 8 bloques de 90 MW a un precio medio de 292.013 euros/MW. Al igual que en el año 2014, Red Eléctrica ha comprado toda la interrumpibilidad que los industriales han puesto a disposición del sistema: 2.890 MW frente a los 3.020 MW del año anterior. Y, ahora, volvemos al principio: el gobierno legisla, Red Eléctrica de España acata la ley y la ciudadanía paga. ¿A quién? A un puñado de multinacionales. ¿Cuánto? Hasta 503 millones de euros durante 2016. Mucho, mucho, mucho dinero. Tanto que, si dividimos esa millonada entre los 365 días que tiene un año estaríamos hablando de casi un millón, cuatrocientos mil euros cada día... A saber: casi un millón, cuatrocientos mil euros el lunes; casi un millón, cuatrocientos mil euros el martes; casi un millón, cuatrocientos mil euros el miércoles...

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Fukushima4ever
De todas las partidas que vergonzantemente acaban en la factura, la interrumpibilidad es la más sangrante. Es inmoral que a un consumidor al que le cuesta llegar a fin de mes le estén metiendo la mano en el bolsillo para dárselo a una multinacional que habrá que ver dónde paga sus impuestos y los sueldos que le dará a sus directivos y los dividendos que reparte entre sus accionistas.
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