El informe –‘The road to resilience. Managing the risks of the energy-water-food nexus’ – ha sido presentado en el encuentro internacional que los líderes de Asia y el Pacífico está celebrando en Nueva Zelanda. Para su elaboración el Consejo ha contado con el apoyo de un equipo de trabajo de más de 140 expertos de todo el mundo, y sus conclusiones son que hay que tomar acciones de manera inmediata que aseguren disponer de una infraestructura de energía adaptada a la nueva realidad que se avecina. En conreto, hace cinco recomendaciones:
• Mejorar la comprensión de la huella hídrica de las tecnologías de energía con el fin de mitigar los riesgos.
• Tener en cuenta el "precio" del agua, especialmente en las zonas de estrés hídrico.
• Considerar una gama más amplia de instrumentos financieros y de seguros para cubrir los riesgos a corto plazo, tales como incidentes provocados por una meteorología adversa y la volatilidad de los precios de la electricidad.
• Dar a los inversores la confianza para invertir, proporcionándoles una evaluación completa de los riesgos, incluyendo en los análisis financieros diferentes escenarios climáticos e hidrológicos.
• Proporcionar un marco regulatorio legal, fiable y transparente que tenga en cuenta las cuestiones relativas al agua y los diferentes beneficios buscados por las partes interesadas.
Christoph Frei, secretario general de Consejo Mundial de la Energía, ha declarado: “el nexo agua-energía-alimentación representa un riesgo sistémico que podría afectar a la robustez de la oferta y la demanda de energía durante muchos años. Las plantas de energía en todo el mundo podrían verse afectadas por los cambios en los patrones de precipitación, el aumento de la competencia entre los usuarios del agua y quienes se vean afectados negativamente por la capacidad de recuperación de los servicios de energía”.
Para Frei, el momento de actuar es ahora: “hay que realizar una planificación y coordinación claras e integradas, de lo contrario vamos a empezar a ver los efectos de la escasez de agua en los suministros de energía dentro de muy poco. Estimar el precio del agua durante esta fase de planificación es una manera de activar las señales correctas”, añade.
La cooperación transfronteriza es otra de las claves ya que como recuerda el secretario general del Consejo, ”hay 261 cuencas internacionales transfronterizas que cubren el 45% de la superficie terrestre del planeta. La capacidad de atender las necesidades de energía globales sólo puede lograrse mediante esfuerzos conjuntos”.
El informe del Consejo Mundial de la Energía es el segundo de una serie de estudios en los que evalúa la financiación necesaria para hacer frente a este cambio energético e identifica la inversión y los cambios sistémicos necesarios para combatir los nuevos riesgos emergentes, incluyendo las condiciones meteorológicas extremas, el nexo agua-energía alimentaria y los riesgos cibernéticos.
Estos informes son preparatorios de un amplio y detallado estudio que se está elaborando con motivo del 23° Congreso Mundial de la Energía, que se celebrará en Estambul (Turquía) el próximo mes de octubre.
