Según cita el órgano oficial del partido de gobierno, La voz del sandinismo, "una reforma a la Ley 433, Ley de Exploración y Explotación de Recursos Geotérmicos, para que el Estado nicaragüense tenga participación accionaria en proyectos de este tipo en el futuro, fue enviada a la Asamblea Nacional por el Presidente de la República, Comandante Daniel Ortega".
El texto, además de proponer participación estatal "a través de Enel (Empresa Nicaragüense de Electricidad) en las nuevas concesiones que se hagan al Ministerio de Energía y Minas", busca ampliar los términos de la concesión de explotación de 25 a 30 años.
La reforma presentada en el Congreso, en donde los sandinistas cuentan con una mayoría absoluta superior a los dos tercios de los diputados, también busca incentivar "la economía con inversiones extranjeras directas, generación de empleo y una mayor tasa fiscal".
Aunque hay estudios oficiales que aseguran que el potencial geotérmico supera los 1.500 MW, lo que significa casi tres veces el consumo eléctrico total del país -incluso otros estudios hablan de 2.000 MW-, el país aprovecha apenas el 7% de ese potencial.
De los doce puntos aptos para generación de energía geotérmica en el territorio nicaragüense, sólo dos están bajo explotación, la planta Momotombo, con una capacidad instalada de 25 MW, y San Jacinto Tizate (en la imagen), de 72 MW.
En tanto, existen otros tres puntos que están bajo exploración: El Hoyo - Monte Galán; Volcán Casita - Volcán San Cristóbal y Managua - Chiltepe.
Si se incluyen las hidroeléctricas, actualmente más del 50 % de la energía generada en el país proviene de fuentes renovables. El gobierno nicaragüense ha manifestado su interés en generar el 78% de su energía eléctrica a partir de fuentes renovables en 2018, cuyo potencial es de al menos 5.000 MW.