En un comunicado, el BID explicó que se "apoyará el desarrollo de investigaciones que permitan determinar la factibilidad técnica para explotación del potencial geotérmico del campo Cosigüina, en el noroccidente de Nicaragua, incluyendo actividades como la exploración de pozos de diámetro comercial". También, para la dinamización del mercado geotérmico, "se desarrollarán mecanismos para atraer inversión privada".
Del anunciado costo total del programa, 51,4 millones de dólares provienen directamente de un préstamo del BID; 25 millones de la Facilidad de Corea para el Cofinanciamiento del Desarrollo de la Infraestructura de América Latina y el Caribe, administrado por el BID; 17 millones de fondos no reembolsables del Fondo de Tecnología Limpia (CTF) y del Programa de Impulso a las Energías Renovables en Países de Bajos Ingresos (SREP); y 10 millones de contrapartida local.
Según datos que da a conocer la entidad bancaria regional, "en 2015, el 50,6% de la generación eléctrica del país provino de fuentes renovables, de éstos el 30% correspondió a energía geotérmica". Se estima que el potencial geotérmico nicaragüense es de 1.500 MW, "de los cuales solamente ha desarrollado un 10%". Además, se informa que "la demanda de energía eléctrica ha ido creciendo en los últimos años; en 2014, el sistema experimentó un aumento en la demanda del 2,6%, mientras en el 2015 fue del 4,6%".
En Nicaragua existen en operaciones dos plantas geotérmicas, Momotombo, ubicada a unos 40 km al noroeste de Managua, la capital del país, con una capacidad instalada de 25 MW, y San Jacinto Tizate, de 72 MW, en el municipio de Telica, provincia de León, al noroeste del país, y a unos 100 km de la capital nicaragüense.
El gobierno nicaragüense ha manifestado su interés en generar el 78% de su energía eléctrica a partir de fuentes renovables en 2018, cuyo potencial es de al menos 5.000 MW.