Según Sinc Ozgur Sahin, biólogo de la Universidad de Columbia, en Nueva York, que ha liderado el estudio, "esta tecnología podría conducir a un nuevo sistema de energía renovable que aproveche la evaporación ambiental".
“Si el material esponjoso (de las esporas) tiene poros muy pequeños, la energía generada por los cambios de humedad puede ser tan fuerte que incluso cause daños, como cuando la madera de los muebles se rompe en entornos húmedos”, añadió.
Los investigadores -entre los que hay biólogos, químicos y físicos- utilizaron esporas vivas pero inactivas a partir de la bacteria Bacillus subtilis, una especie que se encuentra comúnmente en el suelo y en el tracto gastrointestinal humano. "Cada espora normalmente se hincha y luego se contrae hasta el 6% cuando se mueve desde el aire seco al aire extremadamente húmedo y luego de vuelta otra vez", dice Sahin.
Con esa particularidad en mente, los científicos crearon varios aparatos pequeños en los que aplicarla. Uno de ellos es una rueda formada por esporas pegadas a cintas de plástico (imagen). La diferencia de humedad entre la parte cerrada y la abierta del dispositivo hace que las tiras curvas de plástico se expandan y contraigan, lo que provoca un desequilibrio que hace que la rueda gire. Se puede ver un video con su funcionamiento aquí.
Aunque es temprano para que pueda ser aplicado a gran escala, se espera que la idea se siga desarrollando.