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ESTADOS UNIDOS

Cara y contracara del boom solar

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"Cada cuatro minutos, otro hogar o empresa en Estados Unidos adopta la energía solar; cada panel que se instala tiene detrás a un trabajador cuyo empleo no puede subcontratarse en el extranjero”. Esta frase, enunciada el pasado enero por el presidente estadounidense Barack Obama durante su discurso anual sobre el Estado de la Unión ante el Congreso, es una buena síntesis del actual momento que vive la fotovoltaica residencial en el país.
Cara y contracara del boom solar

Sólo un dato sobre el desarrollo de esta tecnología en el estado de California, ofrecido al concluir 2013 por la directora ejecutiva de la Asociación de Industrias de Energía Solar de California (CALSEIA, por sus siglas en inglés), Bernadette Del Chiaro: "2013 ha sido un año impresionante para la energía solar –aseguró–.. En los últimos 12 meses, California duplicó con creces la totalidad de sus instalaciones solares en la azotea, pasando de 1.000 MW a más de 2.000 MW".

"Para poner esto en perspectiva –continuó Del Chiaro–, California tardó más de 30 años en construir 1.000 MW de energía solar en las azoteas, hito que alcanzó a principios de 2013. Hoy, California cierra el año con más de 2.000 MW de sistemas solares instalados en los techos en todo el estado. Las últimas cifras de la Comisión de Servicios Públicos de California (CPUC) indican que hay 1.917 MW de energía solar en azoteas, pero esos números no incluyen todas las instalaciones de la Pacific Gas and Electric (la distribuidora estatal de electricidad y gas para casi 15 millones de habitantes), con mucho, el mercado más grande en el estado, así como un número importante de instalaciones". De acuerdo con la directora ejecutiva de la CALSEIA, si se mantiene el crecimiento del mercado solar en azoteas al mismo ritmo de 2013, "el estado puede muy bien superar los 5.000 MW en 2014, superior a los objetivos de la iniciativa Million Solar Roofs (un millón de azoteas solares), cuyo objetivo es instalar 3.000 MW de energía solar hogareñas para el final de 2016".

En términos generales, cerca de 200.000 hogares y negocios de Estados Unidos sumaron solar en el tejado en los últimos dos años, lo que representa un total aproximado de 3 GW de energía, suficiente para reemplazar cuatro o cinco plantas de carbón de tamaño convencional. Durante el tercer trimestre del año pasado, se estableció un récord, con 31.000 instalaciones solares en tejados residenciales, lo que representó el 72% de toda la energía añadida en los Estados Unidos para ese periodo.

"Nos estamos convirtiendo en un líder mundial en energía solar", dijo Obama en la oportunidad citada al comienzo, y es verdad que ese camino se ha visto estimulado por una caída en los precios de los paneles fotovoltaicos, los robustos subsidios gubernamentales y una tecnología que ya no parece tan experimental a los ojos del consumidor. Uno de los resultados de todo esto es que la energía solar fotovoltaica residencial está estallando por todas partes. Pero lo que también está estallando son los conflictos entre lo que  metafóricamente podemos definir como lo viejo que se niega a morir y lo nuevo que aún no ha nacido del todo.

Las eléctricas se rebelan
En efecto, en una suerte de paso de comedia que cualquier español reconocerá rápidamente, una gran parte de las cerca de 3.200 empresas de generación y distribución de energía estadounidense están viendo horrorizadas como se expande esta, para ellos, mala costumbre de instalar paneles fotovoltaicos en los techos de casas, empresas e industrias. De hecho, en California no todo es color de rosas. En ese estado del oeste, donde la solar ya genera energía equivalente a 626.000 hogares, las empresas eléctricas quieren imponer un gasto de conexión a sus usuarios con instalaciones fotovoltaicas que rondaría los 120 dólares anuales, algo que es interpretado desde el lado opuesto como un intento de frenar la tendencia.

Escaramuzas similares han estallado en una docena de los 43 estados que han adoptado políticas de balance neto como parte de su empuje para promover las energías renovables . En Colorado, Xcel Energy Inc., una compañía que atiende a más de 3,3 millones de clientes de electricidad, ha propuesto reducir los pagos que hace por exceso de energía generada por los clientes a la mitad, ya que sostiene que desembolsos más altos implicarían un subsidio injusto para los usuarios de la energía solar.

Más suerte parece haber tenido, en Arizona, la Arizona Public Service (APS), la mayor empresa estatal eléctrica con 4.000 MW de capacidad de generación y que sirve a más de un millón de clientes, que ha conseguido que los reguladores locales le permitan imponer una cuota mensual de 4,90 dólares a las conexiones solares que se produzcan con posterioridad al 31 de diciembre de 2013. Vale aclarar que la primera petición de APS era de 50 dólares al mes, petición que ocasionó desde manifestaciones hasta la firma de peticiones en contra, un clima que seguramente influenció a la hora de que los reguladores tomaran aquella decisión. Tampoco debería descartarse que APS haya logrado el baremo deseado, por aquello de pedir bastante más de lo que realmente se quiere para que, a la hora de negociar, el precio final este lo más cerca posible del imaginado en un primer momento.

En cualquier caso, llama la atención que desde APS se sostenga que los efectos que el balance neto está teniendo en las operaciones de servicios públicos y de sus ingresos "está muy por debajo de la protección de los intereses de 1 millón de clientes residenciales que no tienen paneles solares". Para un observador objetivo, no parece ser que la primera idea que defiende la empresa sea el interés de sus clientes. Sí es atendible, según argumentan algunos analistas, que las empresas eléctricas sostengan que mantener la red eléctrica en condiciones es caro, pero también puede aducirse que al haber menos demanda, suplida por paneles hogareños, es menor el esfuerzo monetario por el mantenimiento, entre otros elementos, y eso sin contar lo innecesario de desarrollar nuevas plantas.

¿Sólo un “recalentamiento”?
La polémica, vista en el plano corto, podría aparentar un recalentamiento que no coincide con las cifras actuales de la energía solar, que proporciona menos del 1 por ciento de las necesidades energéticas del país. Sin embargo, es la rápida escalada de la energía solar y las proyecciones exponenciales para su despliegue a largo plazo las que hacen pensar en la necesidad de un rediseño de las tarifas eléctricas en el medio plazo.

Por otra parte, la escalada al alza de los precios de los combustibles fósiles, una tendencia que nadie prevé vaya a dar nunca marcha atrás, hacen que la solar cada vez sea más competitiva, incluso sin subvenciones, respecto de la electricidad obtenida por métodos convencionales.

Tan compleja es la situación, que hasta los intereses económicos se cruzan con principios ideológicos, como puede deducirse de la aparición de un grupo escindido del Tea Party, el ala más reaccionaria del ya de por sí poco moderado en su conservadurismo Partido Republicano, quien manifiestamente ha tomado postura en contra de... ¡las eléctricas! Este grupo, localizado en el estado de Georgia, para ahondar más aún en la herida se hace llamar Green Tea Coalition, o sea la Coalición del Té Verde. Al respecto, es interesante lo que sostiene Debbie Dooley, una de sus caras visibles: "Aquellos que creen en el mercado libre deben reexaminar la forma en que nuestro país produce energía. Los gigantescos monopolios de servicios públicos (eléctricos) merecen al menos una cierta competencia, y los consumidores deben poder elegir. Es así de simple, y es consistente con los principios del libre mercado que han sido un valor central del Tea Party desde que empezamos en 2009".

Sin embargo, donde más dramáticamente se ve está lucha de las grandes eléctricas con la solar residencial es en Hawai, que tiene los más altos niveles de consumo de fósiles para garantizar su flujo de electricidad y donde, por lo misma razón, la paridad de red es evidente. Allí, la Hawaiian Electric Co (HECO), que abastece a cerca del 95% de la población del archipiélago, sostiene que del total de las instalaciones fotovoltaicas residenciales, el 96% se aprovecha del balance neto, en un programa que se inició en 2001 para fomentar la adopción de la energía solar en las azoteas. Esto, dicen desde HECO, pone en riesgo los circuitos, que pueden llegar a sobresaturarse, provocar picos de voltaje, dañar los electrodomésticos, la electrónica e incluso equipo de la propia empresa. Por la tanto, la empresa ha decretado una moratoria virtual en nuevas conexiones en muchas partes del área de servicio, con la excusa de que necesita más tiempo para "estudiar el asunto".

Todo esto está conduciendo a una reflexión nada menor sobre qué sucedería, en términos económicos, si al mismo tiempo que la tecnología fotovoltaica se desarrollase la del almacenamiento de la energía, hoy por hoy cara. Sin duda, esto traería un planteamiento radicalmente distinto a la cuestión de las tarifas, cuando las empresas viesen que directamente crecen las desconexiones a su servicio. Y no es algo descabellado imaginar ese proceso no muy lejos en el tiempo. A finales de febrero pasado, Tesla Motors, la fabricante de vehículos eléctricos de alta gama, anunció que en breve construirá una fábrica de baterías Tesla Giga, que "permitirá lograr una reducción importante en el costo". Según analistas del sector, podrían participar en el emprendimiento firmas como Panasonic, Samsung, e incluso Apple. En ese sentido, como ya empezaba a quedar claro a partir de la alianza que Tesla sostiene con Solar City, las baterías no se están pensando sólo como parte de un vehículo, sino como un componente importante en toda la estructura de eficiencia energética y aprovechamiento de la energía generada mediante renovables. La fábrica se alimentaría energéticamente con eólica y solar,tendría una capacidad de producción de 30 GW anuales y podría entrar en operación a finales de este año.

Como alguien dejó caer por ahí, con el tema del inevitable desarrollo del almacenamiento que seguramente crecerá cada vez más, "las eléctricas han abierto sin querer la botella que tenía un genio aprisionado y no parece que vayan a ser sus deseos los que cumplan".

 

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